martes, 5 de mayo de 2009

Gran hazaña al crear la pesca en el desierto

Jesús Martínez / El Campirano
Ejido Cañitas, Cañitas de Felipe Pescador, Zac.- En un terreno calichento donde solo brotan huizaches, mezquites y algunos captus; en estas tierras donde el sol muerde la piel al medio día y por la madrugada abrazan las heladas, nace un nuevo sistema de producción alimentaria, muy por encima de la agricultura a cielo abierto, conicida como pesca en invernadero.
La odisea de instalar una granja acuícola en el desierto zacatecano inició por la necesidad económica de la familia de don Jesús Hernández Rodríguez. “La siembra de maíz, frijol o chile no era rentable. Necesitabamos más dinero para salir adelante”, comenta don Chuy.
A sus 49 años de edad, don Jesús está casado con Olga Ortiz Vázquez, con quien procreó cinco hijos, de los cuales tres de ellos ahora están atentos a que el negocio familiar de acuacultura con el único objetivo de que éste salga adelante.
En 2005, la familia de don Jesús decidió dejar la agricultura para dedicarse a la granja de peces y se colocaron como los pioneros en el estado en esta actividad, sobre todo por la extracción de agua de pozos profundos. En esas fechas recibieron recursos estatales y federales para la compra de tres estanques.
Por ser considerado el ejido de alta marginación, en ese año don Jesús recibió un apoyo del 70 por ciento del costo del proyecto, que en total sumó 380 mil pesos.
Como muchos productores que inician una actividad nueva, los tropiezos hicieron a la familia de don Jesús que ahora puedan presumir de buenas cosechas de peces y poder ofertarlos a todos los vecinos del municipio.
No fue hasta el 2008 cuando lograron sacar su primera producción de peces, pues la primer cosecha, debido a la inexperiencia de su familia, pero sobre todo de los biólogos que hicieron el proyecto, les costó la muerte de toda la producción.
Y agrega: “Aprendí en ese momento de mis errores y que no voy a volver a cometer”. Instante en el que recuerda cuando en 2007 sembró por primera vez, con un promedio de dos mil crías por estanque, una mañana de invierno se levantó de su cama para descubrir que una capa de hielo tapaba por completo cada estanque, y con ello, la muerte de todos los peces.
“No quedó nada, pero ningún pez vivo. Fue una catastrofe para todos en la familia, pues habíamos invertido tiempo, esfuerzo y dinero. El hielo sepultó en esos momentos toda esperanza de poder recoger algo de ganancia”, dice don Chuy, como lo conocen por los alrededores del ejido.
La falta de experiencia no fue solo del nuevo productor de peces, sino de los biólogos que lo ayudaron con el proyecto, pues la falta de experiencia de estos provocó que no se previeran la afectación de los peces por las bajas temperaturas que se registran en las zonas desérticas de Zacatecas.
Respira mientras reflexiona: “Con los biólogos o con quienes hacen los proyectos existen dos problemas en nuestro estado: la falta de experiencia y que solo buscan beneficiarse ellos y las empresas a quienes se adquieren los productos. Nunca velan por los intereses del productor”.
A raíz de esa pérdida tan importante, se comenzaron a gestionar los recursos suficientes para la instalación de un invernadero que protegiera los estanques del frío en temporada invernal.
Ahí, ante las autoridades del sector, don JesúsHernández se encontró con el primer tropiezo, pues le argumentaban que eran inecesarias las instalaciones para un invernadero. Después de varias visitas a SEDAGRO y SAGARPA, se le autorizaron recursos para la instalación de un invernadero, el que adaptó al clima de su municipio.
“Las autoridades siempre me han tenido estresado, pues siento que me dan muy pocos recursos, que los recursos que me llegan a otorgar son las sobras, porque a la gente con dinero es a la que más apoyan”, comenta.
Después de dos años de aprender la correcta cosecha de los peces, don Jesús asegura que el clima es un gran problema en Zacatecas, ya que el clima en la parte norte del estado, pues se registran bajas temperaturas que pueden matar a toda una producción si no se cuenta con un invernadero que protega los estanques.
Otros factores, comenta, son el frío y el oxígeno en los estanques. “Si no se preveèn estos problemas, nunca se podrá sacar un solo pez para su venta”, expresa.
La acuacultura es un muy buen negocio, asegura el productor, pero siempre se tienen que hacer arreglos para que se gane más.
Ejemplifica: “Los airadores de dos caballos por propela, consumen mucha energía eléctrica, por eso se hicieron adecuaciones a nnuestros sistemas de oxigenación de los estanques, y con un motor bogler, se distribuye el aire a través de tuberías, y se gasta lo que un foco de luz de 100 watts.
Con su experiencia adquirida, el siguiente invernadero que está construyendo tiene una barda de adobe de un metro de altura aproximadamente, lo que permitirá que el hule se rompa menos y se tenga un mejor clima en el interior.
Tan eficaz ha sido su trabajo que don Jesús ha logrado que en cinco meses y medio tenga una producción de tilapia de 300 a 350 gramos, lista para venderse al consumidor.
Este año 2009, don Jesús logró producir unos dos mil 500 peces por estanque, los cuales ofreció al público a 12.50 la pieza.
“Vendimos ahora para cuaresma toda la producción. No nos dejaban ni comer, porque mucha gente pedía el pescado fresco y teníamos que pescarlo en los estanques y luego venderlo por pieza”, menciona don Chuy con pleno rostro de satisfacción.
Y agrega: “fue una buena producción, pero todo el pez que metimos a los estanques es hormonado, y lo compramos en Querétaro y Guadalajara. Ahí compramos la tilapia blanca en 1.20 pieza, con crías de dos pulgadas de largo, pues si la compramos más chica no es costiable para nadien”.
La experiencia que don Chuy tiene es que los peces deben de comprarse a no menos de dos pulgadas de largos, y que deben de estar hormonados, para evitar sobre producción en los estanques.
“La cría que venden aquí en Zacatecas no está hormonada y está muy chica, nada conveniente para la siembra”, asegura.
Ahora para ese 2009, la familia de don Chuy comprará tilapia rosada, pues es muy demandada por su parecido con el guachinango y sembrará en seis estanques, lo que aumentará su producción, pues este año no dieron abasto a la demanda.

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